Para
Donald A. Shön, el docente es un
profesional reflexivo y creativo que no se limita a llevar a la práctica un
conocimiento científico o teórico de forma directa y lineal, sino que tiene que
mediar y manejar la complejidad del aula, un profesional que “reflexiona en la
acción” para tomar decisiones en situaciones de incertidumbre e inestabilidad.
Según el mismo autor, la reflexión es, en este sentido, una forma de
conocimiento que orienta la acción.
Cuando
leí por primera vez a Shön, fui más consciente de la cantidad de decisiones que
tomaba durante las clases, siempre intentado adaptarme y adaptar la programación
prevista al contexto y a las circunstancias imprevisibles que acontecían en el
día a día. En acuerdo con el autor, considero la docencia como una actividad
reflexiva, repleta de momentos cruciales, de toma de decisiones que hacen de
cada instante irrepetible y singular. La reflexión cotidiana y constante que
nos caracteriza como docentes reconduce, de esta forma, nuestra acción educativa.
En
la misma línea, estimo que el portafolio nos ofrece la oportunidad de recoger a
posteriori las decisiones adoptadas en la acción educativa y retomar y
profundizar en la reflexión que nos ha llevado a adoptarlas. El portafolio es
un buen instrumento para hacernos más conscientes de esa reflexión que nos
compaña en nuestro acontecer cotidiano y dar un paso más allá, pues si la
reflexión cotidiana que nos guía es producto de “situaciones inestables y
complejas”, la reflexión posterior nos permite tomar cierta distancia por lo
que será más pausada, consciente, global y crítica.
Desde
esta concepción del portafolio, creo que la reflexión debe formar parte de
todos sus apartados, de manera que podamos analizar nuestra forma de entender,
estar y actuar en el aula. La reflexión del portafolio debe ayudarnos a
conocernos mejor como docentes para poder mejorar como tales.
A
la hora de elaborar y valorar, por tanto, el nivel reflexivo de un portafolio
docente, podríamos tener en cuenta cuestiones como las siguientes:
® En relación con la filosofía docente, el autor…
· Expone cómo se ha conformado en el
tiempo y a qué se debe su forma de entender la actividad educativa.
· Reflexiona de forma crítica sobre las
fuentes (experiencia, formación, creencias personales…) que conforman su
filosofía docente.
· Entiende su filosofía docente como un
proceso en creación, mejorable y abierto a la innovación.
® En relación con las evidencias, el
autor…
· Expone los motivos que le han llevado a
seleccionar una determinada evidencia.
· Comenta los presupuestos teóricos que
sustentan la evidencia.
· Reflexiona sobre las distintas
variantes con las que una misma
evidencia ha sido desarrollada en el aula.
· Reflexiona sobre los problemas que le
generó esta evidencia al ponerse en práctica y su forma de resolverlos.
· Muestra el grado de eficacia que concede
a la evidencia.
®En relación con la formación recibida,
el autor…
· Expone los motivos que le han llevado a
seleccionar y realizar una determinada formación.
· Manifiesta sus expectativas previas y los
aprendizajes realizados en la formación seleccionada.
· Reflexiona sobre cómo esos aprendizajes
se han reflejado en su praxis.
· Reflexiona sobre las dificultades que le
ha generado una determinada innovación y su forma de ajustar y resolver dichas
dificultades en su contexto.
· Reflexiona sobre los logros conseguidos
y las mejoras que ha supuesto para su actividad docente la formación recibida y
las innovaciones llevadas al aula.
®En relación con la evaluación, el autor…
· Reflexiona sobre su papel en el aula
como facilitador de aprendizajes.
· Reflexiona sobre su capacidad de atender
a la diversidad y heterogeneidad del grupo.
· Reflexiona sobre las competencias y
aprendizajes realizados por sus alumnos.
· Reflexiona sobre los resultados de los
instrumentos de evaluación utilizados: encuestas, portafolios, exámenes,
trabajos…
· Elabora planes de mejora coherentes con
los resultados y estipula un plan de acción consecuente y factible.